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Mostrando entradas de octubre, 2011

Discurso de Steve Jobs

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Nunca he sido simpatizante de Apple. Ni tengo Iphone, ni Mac, ni Ipad, ni nada con una manzana dibujada en su parte posterior. Sin embargo, ante este discurso, me quito el sombrero:

¿Alguien se acuerda de la gestión del talento?

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Hace unos años los departamentos de RRHH hablaban de gestión del talento. Atraer y retener el talento era casi una obsesión, llegando a creer que las empresas con mayor talento eran las que tenían más éxito. Incluso se generó un nuevo oficio y se le puso un nombre curioso: el headhunter (su función me parece muy válida, pero me gustaría mucho más otro nombre). Sin embargo esta idea se quedó en creencia. No he visto ningún estudio en el que se demuestre una correlación entre el talento y los beneficios netos de la organización. Buscar esta correlación supone afrontar la dificultad de medir algo tan intangible como el talento. Es más, ¿qué es el talento?. ¿Seguro que todos daríamos la misma respuesta? Según la RAE el talento es "la inteligencia o aptitud para una determinada ocupación". ¿Vale la pena todo el esfuerzo realizado para retener a personas que sencillamente son aptas para hacer su trabajo? Como tantas otras veces, desde los departamentos de RRHH, nos estuvimos dedic

La cultura del esfuerzo

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Dice Marc Vidal que somos un país que vive la cultura del subsidio. Esto nos ha acostumbrado a no tener que hacer nada para conseguirlo todo. No hace muchos años, cualquier trabajador podía abandonar su empresa sin ningún temor porque sabía que al día siguiente estaría trabajando en otro lugar (posiblemente cobrando más). Si quería tener un buen coche o una buena casa, sólo debía acudir al banco y pedir un préstamo. Esta situación nos ha convertido en personas con muchos derechos y pocas obligaciones. Ahora, cuando esa situación ha terminado, exigimos que se nos mantenga el mismo nivel de vida. Ahora culpamos a los bancos (entidades privadas con ánimo de lucro) porque nos prestaron un dinero que nosotros les pedimos, culpamos a los políticos porque, tras darnos subvenciones por todo de manera injustificada, se han quedado con la caja vacía, culpamos a nuestros empresarios porque no quieren trabajar sin obtener beneficios y cierran sus empresas. La culpa es de todo el mundo menos nues