Tienes suerte por tener un trabajo

Cada vez escucho más a menudo frases como la del título de esta entrada y cada vez que alguien dice algo similar me genera cierto malestar. Es cierto que tengo trabajo y eso me supone llegar a final de mes con cierta tranquilidad: pago hipoteca, comida, gastos del hogar, ropa, etc. Es más, incluso alguna vez me permito salir con mi familia a comer o cenar a algún restaurante. ¿Por ello debo pensar que tengo suerte? Madrugo cada mañana, me desplazo hasta mi lugar de trabajo y pongo todo mi empeño en hacer las cosas lo mejor posible para mi empresa aunque tenga un mal día, me preocupo por reciclar mi formación y ser cada vez mejor profesional, si lo considero necesario, hago horarios o trabajos que no están recogidos en mi contrato, etc. A cambio de este esfuerzo, mi empresa me paga cada final de mes y cotiza por mi a la Seguridad Social. ¿De verdad es una cuestión de suerte?.

Este tipo de frases hacen un daño especial cuando vienen de un superior que no encuentra más argumentos para defender una decisión. ¿Acaso no tiene suerte la empresa de tener un buen trabajador? Como ya vimos hace un tiempo, la amenaza suele ser contraproducente.

En el ámbito laboral, en España se tiene una gran tendencia a hacer atribuciones externas a nuestros fracasos ("me han echado", "me tienen manía"...) pero últimamente parece que se está poniendo de moda hacer lo mismo con los éxitos. Lo siento, me niego a aceptarlo. Si tengo trabajo es porque me lo curro, no por una cuestión de suerte.



También es verdad que en España, hasta hace poco tiempo, ese esfuerzo diario en el puesto de trabajo estaba menospreciado, porque tanto si se hacía como si no se hacía, el empleado encontraba trabajo. En pocos años se ha girado la tortilla y si antes faltaban candidatos a los departamentos de selección, ahora faltan empresas para asumir el gran número de desempleados.

Es cierto que existen muchas personas que han tenido la mala suerte de que su empresa ha cerrado y se encuentran en situación de desempleo a pesar de su dedicación durante años, pero también es verdad que muchos de esos desempleados inician la aventura de montar su propia empresa, se reciclan profesionalmente y se levantan cada mañana pensando en trabajar para encontrar un trabajo. Nadie dijo que sea fácil y esa dificultad hace que algunos ya ni lo intenten.

No, no es una cuestión de suerte, es una cuestión de actitud. Es cierto que la situación es muy complicada, pero los buenos marineros demuestran su valía en mares revueltos.

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