Trabajas en la empresa que mereces

Son muchas las personas que se quejan de forma constante sobre la mala suerte que tienen por trabajar en su empresa actual. Es lógico que todos seamos capaces de ver aspectos de nuestras organizaciones que nos gustaría que funcionasen de forma diferente, pero me refiero a esos que consideran una condena ir a trabajar cada día. Incapaces de ver cualquier aspecto positivo más allá del sueldo que cobran a final de mes, no tienen ningún inconveniente en manifestar su situación de "explotados" en cualquier foro. Son trabajadores quemados e incapaces de reaccionar. 

Cuando he tenido la oportunidad de hablar con alguna persona con ese problema, casi siempre me sale la misma pregunta: "¿qué has hecho tú para salir de esa situación?". La respuesta siempre es similar: "No puedo hacer nada (por diferentes motivos que pueden ir desde el pago de la hipoteca al aprovechamiento de la situación de crisis que hace el empresario). En cualquier caso, se trata de un problema de atribuciones externas de las responsabilidades propias. Sólo yo soy culpable de haber aceptado una serie de cargas económicas en mi vida personal y sólo yo soy culpable de haber firmado un contrato que no quiero romper con una empresa. Por lo tanto, también tengo el poder de cambiar esa situación. Por hacer un símil, conozco a personas que llevan años quejándose constantemente de su pareja, pero no se deciden a dar el paso para cambiar su situación. Así vivirán infelices toda su vida, pero habrán elegido el camino más fácil a corto plazo.


Del mismo modo que una empresa hace un proceso de selección (más o menos cuidado) del personal que quiere incorporar a su plantilla, el trabajador tiene derecho a hacer lo mismo antes de incorporarse a un puesto de trabajo. Es evidente que hay que pagar una hipoteca o un alquiler (que hemos aceptado voluntariamente como individuos), que la situación económica está complicada, etc. Pero si entendemos que el mercado laboral es precisamente eso, un mercado, sabremos que nuestro valor laboral también se rige por la ley de la oferta y la demanda. Hoy es el empleado el que tiene mayores dificultades para seleccionar la empresa. Hace unos años sucedía justo lo contrario y era el empresario el que tenía serias dificultades para contar con personal suficiente que permitiese cumplir con los plazos de entrega. Muchas de las personas que se quejan de su situación ahora que el mercado no les es favorable, ya se quejaban con una coyuntura opuesta.

A esta situación de estancamiento se llega por miedo. Se puede pensar aquello de que más vale pajaro en mano o que buscar fuera puede significar enfrentarse a las propias debilidades (ni soy tan bueno, ni tan currante, ni tan profesional, ni tan listo, etc.). Muchos de los que se quejan saben que su nivel profesional es muy flojo para afrontar un posible cambio de empresa, por lo que abandonar su zona de confort sería complicado. Formarse o reciclarse supone un esfuerzo demasiado grande que no están dispuestos a hacer.

De cualquier forma, estás en la empresa que tú elegiste libremente hace un tiempo y que sigues eligiendo cada día cuando te presentas a trabajar. Si crees que realmente mereces algo mejor, búscalo y cambia, pero deja de quejarte.

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