¿Por qué sigue funcionando la estructura jerárquica?

Cualquier manual de RRHH moderno nos dirá que las estructuras organizativas que mejor funcionan son las estructuras horizontales. Ahora están de moda. Sin embargo son muchas las empresas que siguen aplicando la jerarquía de su cadena de mando. ¿Por qué? Porque es cómodo para todos:
  • Los subordinados no deben asumir ningún tipo de responsabilidad y se sienten cómodos en su zona de confort. Sólo ejecutan las órdenes de sus superiores de forma que nunca serán culpables de nada.
  • Los mandos no sienten cuestionado su "poder" por ninguno de los miembros del grupo. Es posible que se esté equivocando, pero nadie se lo va a decir, evitando así el conflicto.
Este tipo de estructura tiene, además, un argumento de defensa muy sencillo: "siempre ha funcionado así". Lo cierto, es que a ninguna de las partes les interesa cambiar porque se sienten cómodos con la situación. De todas formas, en un mundo que cambia tan rápido a nivel global, es difícil que algo funcione toda la vida, por lo que ese argumento (irrefutable en la cultura de muchas organizaciones) carece de fundamento.


La estructura jerárquica genera un exceso de burocracia para tomar cualquier decisión, ya que todo debe consultarse con los estamentos superiores. De esta forma, la empresa pierde flexibilidad y tarda en adaptarse a los cambios. Además desperdicia el talento de todas aquellas personas que se limitan a cumplir las consignas de sus superiores. La comunicación en este tipo de empresas suele ser deficiente y suele darse sólo en sentido descendente. Sin embargo, no todo son desventajas. Algunas de las ventajas que se otorgan a la organización jerárquica son:

  • La estructura de mando está clara.
  • La vía de promoción del empleado es evidente.
  • El control sobre la ejecución de las tareas es directo.
Es posible que la estructura jerárquica pueda ser más interesante en función del tipo de empresa. Aquellas organizaciones pequeñas, sin necesidad de llevar a cabo procesos técnicos y especializados o que realizan tareas sencillas y repetitivas se sentirán más cómodas funcionando con este tipo de estructura. La horizontalidad no es la panacea para todas las empresas. Lo ideal es adaptar la estructura a las necesidades reales de la compañía, dejando de lado las "comodidades" individuales que podamos tener por trabajar dentro de una estructura jerárquica. 


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