6 Consecuencias directas de no gestionar con ética (además de no poder dormir)

Cuando trabajamos en el ámbito de la gestión de RRHH, debemos ser conscientes de que nuestra materia prima son las personas. Como cualquier otro departamento de una empresa, nuestro objetivo final es incrementar los ingresos y disminuir los gastos al mínimo. Nuestro principal problema en el momento de compararnos con los demás, es la dificultad que tenemos para cuantificar aspectos que son intangibles  y la gravedad dePodemos saber el valor exacto que supone el coste de personal entre sueldos y cotizaciones a la Seguridad Social, pero será más complicado valorar el incremento de productividad obtenido por una acción formativa concreta.

En ocasiones, la presión por obtener unos resultados económicos positivos en el corto plazo, lleva a las organizaciones a prestar poca atención a lo que autodenominan "su valor más importante" o cosas similares: los empleados. Los accionistas quieren resultados y pocas veces demuestran que la paciencia sea una virtud. Evidentemente, hay que funcionar con luces largas, pensando que cada decisión que tomamos debe valorarse en el corto, en el medio y en el largo plazo. Si no es así, nos estaremos equivocando. 

El problema más grave surge cuando la presión por los resultados a corto plazo nos lleva a tomar decisiones que no son éticas. No entraremos en el dilema moral que puede suponer poner en práctica acciones que nos hacen sentir mal con nosotros mismos. Vamos a valorar las consecuencias que este tipo de decisiones tiene sobre las organizaciones:
  1. Consecuencias legales. Incumplir la ley tiene consecuencias. Las infracciones que pueda cometer RRHH puede acarrear muchos problemas en el ámbito laboral, civil e incluso penal.
  2. Mala reputación de la empresa. Son muchas las empresas que quedan grabadas a fuego en la mente de los clientes por sus malas prácticas. Gracias a las redes sociales, noticias que hace unos años eran conocidas por pequeños círculos alrededor de los empleados, ahora se difunden rápidamente por todo el mundo.
  3. Falta de compromiso. Nadie quiere trabajar en una empresa que no es respeta unos mínimos criterios éticos. Nos comprometemos con aquellas personas de las que esperamos que también se comprometan con nosotros. La falta del compromiso por parte de los empleados hará que se impliquen lo justo, repercutiendo negativamente en la productividad.
  4. Pérdida de liderazgo. La primera condición para liderar un equipo es actuar de forma responsable. El equipo puede no estar de acuerdo con su líder en determinadas decisiones, pero jamás le respetará si no respeta los límites éticos.
  5. Peor servicio a los clientes. Si los empleados perciben que se da poca importancia a la ética en la organización, aplicarán el mismo criterio al trato con sus clientes. La ética no será un valor dentro de la empresa y se minimizarán las consecuencias de no aplicarla en el trato con todos los clientes.
  6. Pérdida de la buena fe. El principio de buena fe se presupone en cualquier contrato laboral. Sin embargo, si una persona percibe que la organización no se comporta de forma correcta, se verá tentado a actuar de la misma forma con la empresa, generando una situación insostenible.

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